La otra noche tuve otro de esos sueños. Durante el último año, mis sueños han adquirido una calidad única. Ya no son solo historias o imágenes dispersas; se han convertido en conversaciones profundas con una energía que no puedo describir por completo. Estos sueños se sienten como descargas de sabiduría espiritual, pero no es solo un conocimiento mental. La información se integra en mi ser, convirtiéndose en una comprensión que parece natural y transformadora.
Al principio, intentaba recordar todo lo que pasaba en esos sueños. Mientras soñaba, pensaba: “Tengo que retener esto, es importante.” Pero recientemente, los mensajes que he recibido han cambiado. Me han dicho: “Deja de intentar recordar. Déjalo ir. Sé presente, aquí y ahora.” Me explicaron que no necesito almacenar estas lecciones o conceptos en mi mente, porque cuando realmente los necesite, surgirán de forma natural.
Este aprendizaje me ayudó a darme cuenta de que mi necesidad de recordar venía de mi ego, esa parte de mí que se aferra al conocimiento para mantener una sensación de control. Pero la sabiduría que ellos comparten no está destinada a ser controlada. Fluye a través de mí cuando es el momento adecuado, siempre y cuando permanezca abierta, presente y confiada.
Una de las lecciones más profundas que he recibido últimamente trata sobre la sanación y mi rol como guía espiritual. La palabra “sanar” viene de la palabra “entero”. Sanar es traer algo de vuelta a su totalidad o completitud. No se trata de arreglar algo roto, sino de restaurar el equilibrio y la unidad. Sanar es regresar al estado de ser completo. Este entendimiento ha profundizado mi conexión con mi trabajo.
Para mí, traer mis sombras a la luz es hacer que la luz sea completa. Es un proceso de integración, en el que todos los aspectos rechazados, ocultos o desconocidos de mí misma son llevados a la conciencia. Esta iluminación permite que las partes fragmentadas de mi ser se unan, creando más luz dentro de mí. Este proceso es tanto espiritual como físico, porque somos uno en todos nuestros aspectos. La palabra “entero” también está relacionada con “sagrado”, recordándome que este proceso es santo. Sanar no solo es unir nuestros fragmentos internos, sino honrar la santidad de nuestra existencia en su totalidad.
Como seres humanos, estamos profundamente fragmentados. Cargamos innumerables traumas, creencias, patrones y reacciones automáticas que nos limitan. Estos fragmentos actúan como cuerdas, controlándonos y convirtiéndonos en marionetas de nuestras condiciones. Mi rol como guía espiritual es primero sanarme a mí misma: encontrar mi propia totalidad iluminando mis sombras internas. Estas sombras son los lugares dentro de mí que he rechazado o que aún no he descubierto. Al llevar estas partes a la luz, no solo me sano, sino que creo más luz para compartir con otros.
Cuanta más luz cultivo dentro de mí, más fácil se vuelve continuar sanando y hacer brillar esa luz para los demás. Cuando trabajo con mis clientes, mi rol es crear un espacio donde sus sombras puedan ser vistas. Si ya he transmutado sombras similares dentro de mí, puedo percibir sus luchas sin distorsión. Sin embargo, si ciertas partes de mí permanecen sin sanar, pueden actuar como filtros, limitando mi capacidad de verlos y apoyarlos plenamente. Por eso, mi propia sanación es fundamental para mi trabajo.
Al caminar por este camino de sanación e iluminación personal, puedo ayudar a otros a hacer lo mismo. Mi luz se convierte en una guía, permitiendo a mis clientes ver sus propias sombras y descubrir las partes de sí mismos que necesitan sanar. Así es como avanzamos hacia la totalidad, juntos.
Estos sueños y mensajes han transformado mi vida, ofreciendo una nueva profundidad de comprensión sobre la sanación, la luz y mi rol como guía espiritual. Sanar es un proceso en constante evolución hacia la totalidad. No se trata solo de una transformación individual, sino de una contribución a la totalidad más grande del mundo. Y eso, para mí, es a la vez sagrado y profundamente humano.
Katiana
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